Lo Bueno vs. Lo Excelente

Un niño vio en una tienda un juguete sencillo y barato. Con ilusión, tiró de la mano de su padre y dijo: “¡Quiero ese!” El padre sonrió, pero en lugar de comprarlo, lo llevó a otra sección donde había un juguete mucho mejor, resistente, hermoso y de mayor valor. El niño no entendía por qué su padre no le daba lo que él quería en ese momento… hasta que vio lo que su padre tenía preparado. Lo bueno quedó atrás cuando conoció lo excelente.


Muchas veces nos parecemos a ese niño. Vemos algo bueno, algo que deseamos, algo que creemos que necesitamos… y queremos que Dios nos lo entregue de inmediato. Pero Dios, en Su sabiduría y amor, no siempre responde según nuestro deseo, sino según Su propósito eterno.

Lo bueno puede ser cómodo, rápido y accesible; pero lo excelente requiere espera, madurez y confianza. Dios no quiere que vivas una vida “suficiente”, sino una vida completa, plena, alineada con Su visión. Él ve más lejos de lo que tú ves. Donde tú ves algo que te agrada, Dios ve algo que te transformará. Donde tú ves una oportunidad, Dios ve un destino. Donde tú ves un deseo, Dios ve una promesa cumplida.

Tal vez hoy estás preguntándote por qué algo no ocurrió como querías. Tal vez estás luchando con un “no” o un “todavía no” de parte de Dios. Pero recuerda esta verdad: si Dios retiene lo bueno, es porque está preparando lo excelente.
No te desesperes en la espera; Dios no te está negando, te está preparando. Él sabe cuándo, cómo y qué es lo mejor para tu vida.

Oración
Señor, gracias porque tus planes son mejores que los míos. Aunque a veces no entiendo, elijo confiar en tu amor y en tu sabiduría. Ayúdame a no conformarme con lo bueno cuando tú tienes algo excelente para mí. Enséñame a esperar, a depender de ti y a descansar en tu perfecta voluntad. Te entrego mis deseos y mis decisiones. Haz tu obra en mí. En el nombre de Jesús, amén.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top