La pureza del corazón

Un agricultor tenía un pozo en su finca del cual bebían todos los que trabajaban con él. Con el tiempo, el agua empezó a tener mal sabor. Él intentó limpiar los baldes, cambiar las sogas y hasta cubrir la boca del pozo, pero nada mejoraba. Un día descubrió que el problema no estaba arriba, sino en el fondo: una rama podrida había caído dentro y contaminaba todo el agua.
Así también ocurre con el corazón: lo que hay dentro termina afectando todo lo que sale de nosotros.


Jesús dijo en Mateo 5:8: *“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.”*
La pureza del corazón no significa no fallar nunca, sino **mantener un corazón sincero, libre de doblez, resentimiento y pecado oculto**. Lo que contamina al hombre, dijo Jesús, no es lo que entra, sino lo que sale del corazón (Marcos 7:21).

Un corazón puro busca agradar a Dios más que impresionar a las personas. Es sensible al Espíritu Santo y rápido para arrepentirse cuando se equivoca. La pureza no se logra con esfuerzo humano, sino con una relación viva con Cristo que nos limpia día a día.


Si quieres mantener un corazón limpio, guarda tus pensamientos, tus palabras y tus intenciones. Permite que Dios escudriñe tu interior y quite lo que no le agrada. La pureza no se mantiene en soledad, sino caminando de la mano con Jesús, quien es la fuente de toda limpieza y verdad.

**Oración:**
Señor, examina mi corazón y límpialo de todo lo que te ofenda. Quita el orgullo, la amargura y los deseos que me alejan de Ti. Dame un corazón puro que te adore en espíritu y en verdad. Que mi vida refleje tu santidad y tu amor cada día. En el nombre de Jesús, amén. 

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