Un padre le pidió a su hijo que limpiara su habitación antes de salir a jugar. El niño, queriendo agradar a su papá, decidió en cambio preparar un dibujo muy bonito para regalárselo. Cuando el padre regresó, vio el dibujo, pero también vio la habitación en desorden. Le dio las gracias por el detalle, pero le explicó que lo que más le hubiera agradado era que obedeciera su petición.
Algo similar ocurre con nosotros y Dios. Él desea que le mostremos amor, pero la forma más sincera de hacerlo es obedeciéndole. La Biblia dice en **1 Samuel 15:22**: *“¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios.”*
Un ejemplo claro de esto es el rey Saúl. Dios le ordenó destruir por completo a los amalecitas, pero Saúl decidió guardar lo mejor del ganado para ofrecerlo como sacrificio. Pensó que eso agradaría a Dios, pero el profeta Samuel le dijo que su desobediencia había traído rechazo de parte de Dios. Saúl perdió su reino no por falta de sacrificios, sino por no obedecer.
Hoy reflexiona: ¿hay algo que Dios te ha pedido que hagas —o que dejes de hacer— y lo has pospuesto? La obediencia es el camino a la bendición. Cuando obedecemos, le decimos a Dios: *“Tu voluntad es mejor que la mía.”*
🙏 **Oración:**
Señor, gracias por recordarme que la obediencia es lo que más te agrada. Ayúdame a escuchar tu voz y obedecerte aun en lo pequeño. Que mi vida entera sea un acto de amor y fidelidad hacia Ti. Amén.