Un joven viajaba de noche por un sendero en el campo. La luna estaba escondida y la oscuridad era tan densa que apenas podía distinguir sus pasos. Con miedo de tropezar, recordaba que en su mochila llevaba una linterna.
Cuando finalmente la encendió, cada piedra, cada curva y cada obstáculo se hicieron visibles, y pudo seguir caminando con seguridad hasta llegar a casa.
Así es nuestra vida. Muchas veces caminamos en medio de la oscuridad de las dudas, los problemas y las tentaciones. Avanzamos a tientas, sin claridad de cuál es el siguiente paso, hasta que recordamos que tenemos una luz segura: la Palabra de Dios.
El salmista lo declara en *Salmos 119:105:* “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”
La Biblia no siempre nos muestra todo el recorrido de una vez, pero sí ilumina lo suficiente para dar el siguiente paso. Nos guía en decisiones, nos fortalece en la debilidad y nos guarda de caer en caminos equivocados.
Hoy te invita a preguntarte: ¿estás caminando con la linterna apagada o enciendes cada día la luz de la Palabra? No esperes a tropezar para abrir la Biblia. Haz de ella tu guía diaria, y verás cómo, aún en medio de la oscuridad, el Señor te llevará seguro a tu destino.
