He peleado la buena batalla

2 Timoteo 4:7 – “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”


Un atleta se preparó durante años para correr una importante maratón. El día de la competencia, muchos salieron con fuerza, pero a mitad del camino algunos se rindieron. El atleta, aunque cansado y con dolor, siguió avanzando. Cuando cruzó la meta, no fue el primero… pero levantó sus brazos al cielo y dijo: “Lo logré”. No por haber ganado, sino por haber terminado fielmente la carrera.


Estas palabras de Pablo, escritas poco antes de su muerte, son un testimonio poderoso de perseverancia y fidelidad. Él no habla de una vida sin pruebas, sino de una vida bien vivida, en la que no se rindió a pesar de los golpes, las lágrimas o las cárceles.
Pablo entendió que seguir a Cristo es como una carrera: hay obstáculos, cansancio y tentaciones de detenerse… pero también hay una meta gloriosa: encontrarse con el Señor.

“He peleado la buena batalla” nos recuerda que la vida cristiana no es un paseo, sino una lucha espiritual diaria donde debemos mantenernos firmes en la fe.
“He acabado la carrera” nos enseña que no basta con empezar bien, sino con terminar con fidelidad.
Y “he guardado la fe” significa que, aun cuando todo parecía perdido, Pablo nunca soltó la mano de Dios.

Hoy, este pasaje nos invita a mirar atrás y preguntarnos: ¿cómo estoy corriendo mi carrera espiritual? ¿Con fe, perseverancia y esperanza?
Tal vez a veces nos sintamos cansados, pero si seguimos confiando en Cristo, Él nos dará fuerzas para llegar hasta el final.

Oración final:
Señor, ayúdame a correr mi carrera con fidelidad. Cuando me falten fuerzas, recuérdame que Tú estás a mi lado. Enséñame a pelear la buena batalla, a mantenerme firme en la fe y a nunca rendirme, sabiendo que en Ti está mi recompensa. Amén.

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