No sin tu presencia

*“Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.”* — Éxodo 33:15

En este pasaje, Moisés revela una verdad profunda: lo más valioso en la vida no son las bendiciones de Dios, ni las promesas de la tierra que mana leche y miel, sino Su presencia misma. Él sabía que sin la presencia de Dios, cualquier victoria sería vacía, cualquier tierra prometida sería solo un desierto.

A veces, nosotros también buscamos las bendiciones antes que al Dador, y anhelamos soluciones antes que Su compañía. Pero Moisés nos recuerda que lo esencial no es el destino, sino con quién caminamos hacia él. La presencia de Dios transforma desiertos en lugares de encuentro, convierte pruebas en testimonios y nos asegura que nunca estaremos solos.

Hoy, preguntémonos: ¿estamos conformes con los regalos de Dios o anhelamos Su presencia? Que nuestra oración sea como la de Moisés: “Señor, no quiero avanzar un paso sin ti. Prefiero quedarme en el desierto contigo, que entrar en la tierra prometida sin ti.”

Porque al final, Su presencia no solo nos guía, sino que nos da identidad, paz y verdadera vida.

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