Hoy quiero invitarte a reflexionar en lo que dice *1 Corintios 13:4-5*:
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso, no se envanece. No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.”
Cuando escuchamos la palabra amor, solemos pensar en emociones, en sentimientos que nos hacen sonreír o sentirnos bien. Pero la Biblia nos enseña que el amor verdadero va mucho más allá.
El amor que viene de Dios es paciente… sabe esperar sin perder la calma. Es bondadoso… actúa con compasión, incluso cuando no recibe lo mismo.
Y aquí está lo más desafiante: el amor no guarda rencor. No acumula heridas ni lleva cuentas de lo malo. Al contrario, el amor suelta, perdona y avanza.
Amar de esta manera no es fácil. De hecho, humanamente sería imposible. Pero cuando dejamos que Cristo llene nuestro corazón, entonces podemos amar como Él nos amó: con un amor que no se agota, un amor que todo lo soporta.
Hoy quiero dejarte una pregunta para meditar:
¿Estás amando como Cristo te amó? ¿Tu amor se refleja en paciencia, bondad y perdón?
