Hebreos 10:23*
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.”
¿Cuántas veces hemos sentido que la vida nos sacude con pruebas, dudas y temores? El texto en hebreos nos invita a mantenernos firmes, a no soltar esa esperanza que hemos confesado en Cristo. No se trata de una esperanza frágil ni incierta, sino de una que está sostenida por la fidelidad de Dios.
Cuando el cansancio nos hace pensar en rendirnos, cuando las circunstancias parecen contradecir las promesas, este versículo nos recuerda algo esencial: no es nuestra fuerza la que sostiene la fe, es la fidelidad del Dios que prometió. Él no cambia, no falla, y todo lo que ha dicho lo cumplirá.
La firmeza en la esperanza no significa ignorar las dificultades, sino mirarlas desde la perspectiva de un Dios que permanece inmutable. Así que hoy, pregúntate: ¿en qué estás depositando tu confianza? ¿En lo que ves o en Aquel que nunca miente?
Aférrate a esa promesa con todo tu corazón. Aunque los vientos soplen fuerte, recuerda que el ancla de tu esperanza está en Cristo. Y si Él lo prometió, puedes estar seguro: también lo cumplirá.